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miércoles, 26 de agosto de 2015

HENRI ROUSSEAU, EL CANDOR ARCAICO


La encantadora de serpientes, Henri Rousseau, 1907, óleo sobre lienzo, Alt. 169; Anch. 189, 5 cm.
© RMN-Grand Palais (Musée d'Orsay) / Hervé Lewandowski. Esta obra fue un encargo de Robert Delaunay.



Fuente de la imagen: http://palazzoducale.visitmuve.it/it/mostre/mostre-in-corso/mostra-rousseau-palazzo-ducale/2015/03/6601/rousseau-candore-arcaico-sezione-1/

"E, con Henri Rousseau costruisco la nuova pittura europea"
                                          Carlo Carrà, 1916



¡Saludos!
Entre las exposiciones más recomendables de este verano se encuentra la dedicada, en el Palacio Ducal de Venecia, a Henri Rousseau, el "aduanero" con el sugestivo título de "Henri Rousseau, el candor arcaico". 
Esta muestra, que se puede visitar hasta el próximo 6 de septiembre de 2015, presenta de forma muy didáctica la trayectoria de este artista francés (Laval 1844-Paris 1910), un rara avis situado entre dos siglos que revolucionó, tal vez sin pretenderlo, el panorama artístico de su época. 
Me ha llamado la atención que en esta muestra, aparte de obras originales del autor, se han expuesto réplicas fotográficas de tamaño original de aquellas obras que no han podido traer a esta exposición. 

Heterodoxo y extemporáneo


“Mi hanno detto che non appartengo al mio secolo” (Foto: Luca Zuccala © ArtsLife) 

Henri Rousseau nació en un pueblecito francés, Laval, un paisaje rural plagado de castillos, bosques y ríos.
Procedente de una familia con escasos recursos económicos, desde muy joven tuvo que trabajar, primero en un despacho de abogados. Pasó  fugazmente por el ejército: en 1863 se alistó en la infantería donde oyó historias de soldados que habían participado en las campañas imperialistas de Napoléon III en México. Sobre todo le fascinaban las descripciones de la jungla mexicana.
Se casó dos veces. Dejó el ejército y se estableció en París donde encontró trabajo como recaudador de impuestos -más que aduanero propiamente dicho- en la oficina municipal de París. Nunca fue "aduanero" a pesar de su sobrenombre.

La lección del Louvre

En su tiempo libre se dedicaba a pintar y a copiar sin descanso pinturas y grabados del Louvre. 
A pesar de su reputación de ser autodidacta y antiacadémico, en realidad le daba gran importancia y le encantaba el reconocimiento oficial. Resulta paradójico que buscara sin cesar el reconocimiento académico pero quien lo acoge y promueve serán las vanguardias. En este sentido, hay que destacar que aunque le llovieron las críticas fue un referente para los artistas, intelectuales y coleccionistas de vanguardia y contó con el apoyo de Malraux, Picasso y los Nabis*.

Ingenuidad infantil

Rico de "ingenuidad infantil" le llamaba su gran estudioso Ardengo Soffici.
Expuso por primera vez dos obras en 1885 y al año siguiente participó en el Salon des Indépendants fundado por Georges Seurat, Odilon Redon y Paul Signac bajo el lema: sin jurado y sin premios. Participó allí asiduamente.

Notas distintivas


Yo mismo, autorretrato-paisaje. Henri Rousseau. (Narodni Galerie, Prague.) © Archives Larbor
                           
Esta autorretrato es el manifiesto de su pintura. Según Rousseau, fue el primer retrato-paisaje de la historia y se convirtió en un icono. Lo expuso en el Salon des Indépendents de París en 1890. En la paleta de este autorretrato se aprecia el nombre de Clémence, su primera mujer.

En esta obra podemos apreciar las notas distintivas de su pintura:

*Frontalidad casi hierática.
*Acentuada bidimensionalidad.
*Cromatismo brillante.
*Detallismo.
*Simplificación de las formas.
*Muy dibujístico, marca mucho los contornos.
*Se centra en todos los planos de perspectivas.
*Luz fría, sin sombras ni claroscuros.
*Formas desproporcionadas y jerarquización de tamaño que sirve para enfatizar temas o figuras.


 El Patio, Henri Rousseau, 1896-1898. Óleo sobre tela, cm. 24,6 x 32,9. Paris, Centre Pompidou, Musée National d’art moderne- Centre de création industrielle, Legado de Mrs Nina Kandinsky en 1981. Photo © Centre Pompidou, MNAM-CCI, Dist. RMN-Grand Palais, diritti riservati.
Este óleo denominado "El patio" (1896-98) fue adquirido por Kandinsky y fue expuesto en la primera muestra del grupo Der Blaue Reiter (El Jinete Azul) en Munich.


¡Sorpresa! Una tigresa en una tormenta tropical,
Henri Rousseau, 1881. Wikipedia, public domain. Fuente: 
http://www.nga.gov/exhibitions/2006/rousseau/surprised.shtm#
Esta pintura fue ridiculizada por los críticos  por su ingenuidad infantil, pero al Nabi Felix Vallotton le encantó, señalando que esa tigresa era "el alfa y omega de la pintura". Fue su primera obra en la que mostraba una imaginativa jungla.

En 1893, Rousseau abandonó su trabajo para dedicarse solo a pintar. Por aquel tiempo realizó su alegato contra toda guerra, "La guerra" y la turbadora "El sueño de la zíngara" (MOMA), surrealista avant la lettre. Y es que en algunas de sus obras me parece un anticipo de Magritte...


La guerra, Henri Rousseau, 1894, óleo sobre lienzo, 114 × 195 cm. Fuente: Wikimedia, public domain.



Este cuadro, una de sus obras más importantes, fue denominado también "la cabalgada de la discordia" y hace referencia a la guerra francoprusiana de 1870. 
El paisaje es desolador, la atmósfera apocalíptica, con los cuerpos descompuestos en primer plano. La figura femenina y monstruosa representa la guerra o la muerte. Nos retrotrae al "Triunfo de la muerte" o la "Danza macabra" que pintaran, entre otros, el hermano de Masaccio llamado Scheggia en 1465. También lo acercan a Goya y sus Desastres de la Guerra y a Ensor entre otros muchos.

El triunfo de la muerte, A. di ser Giovanni, llamado lo Scheggia, c. 1465. Fuente de la imagen: http://www.altritaliani.net/spip.php?article2196

Las pinturas más célebres de Henri Rousseau son de naturaleza selvática y animalística, fruto de su imaginación desbordante, ya que nunca salió de Francia.


La encantadora de serpientes, Henri Rousseau, 1907, óleo sobre lienzo, Alt. 169; Anch. 189, 5 cm.
© RMN-Grand Palais (Musée d'Orsay) / Hervé Lewandowski. 

Una de sus obras más fascinantes y evocadoras es "La encantadora de serpientes". En ella contemplamos a una Eva negra con ojos de pantera que domina a la serpiente -y no al revés- con la magia de la música. La atmósfera es a contraluz, dentro de una naturaleza exuberante y lujuriosa.
Fue un cuadro que gustó mucho a los surrealistas y que nos retrotrae a Gauguin en cierta medida.
El sueño de la zíngara, Henri Rousseau, 1897, Fuente de la imagen: Wikimedia, public domain.
Entre Gauguin y el Surrealismo: El sueño, Henri Rousseau, 1910, MOMA. Fuente de la imagen: Wikipedia, public domain.
Henri Rousseau expuso en el Salón de Otoño de París con artistas de la talla de Derain, o Matisse en 1909. Eran los orígenes del Fauvismo.
Hizo tiernos e inquietantes retratos de niños o grupos como "La boda".


La boda, Henri Rousseau, c. 1905. Fuente de la imagen: https://www.google.com/culturalinstitute/asset-viewer/the-wedding-party/eAGtJRGu8YRJiA
Niña con muñeca, Henri Rousseau, 1905, Museo de la Orangerie, París.
         Esta obra me recuerda a los retratos del pintor franco-polaco Balthus (1908-2001).



Retrato de Madame M y detalle, Henri Rousseau, c. 1890, (Foto: Luca Zuccala © ArtsLife). En este retrato femenino podemos observar un vestido de corte Art Nouveau, con mangas jamón y silueta de reloj de arena. Por lo que respecta a la composición anatómica, deja un tanto que desear, tanto en sus representaciones humanas como animales. 
Tuvo algún problema con la ley por algún fraude y sus abogados le defendieron señalando que era muy ingenuo (naif) en todos los sentidos, no solo con su pintura...

Nace el mito

A causa de una infección en una pierna, murió en 1910. 
A partir de 1911, tras su muerte, surgió el "falso" mito: de pintor "dominguero", autodidacta, iletrado y con frecuencia ridiculizado, pasó a ser un referente importante. Es cierto que no estudió en ninguna academia pictórica, pero aprendió copiando a los grandes maestros como al academicista Jean-Léon Gérôme.
El grupo El Jinete Azul le consideró un precursor y Max Weber le alabó inconmensurablemente. Sus pinturas fueron de una novedad absoluta. Ni impresionista, ni simbolista, pasó a ser considerado como un pintor primitivo y naif, un "artesano". 

Le adoraron Robert Delaunay, André Bretón... Fue amigo de Apollinaire y Picasso en 1908 le organizó un banquete que se acabó convirtiendo en un homenaje. En esa reunión rodeada de artistaS, ebrio, le dijo a Picasso: "Usted y yo somos los más grandes pintores de nuestro tiempo. A fin de cuentas, usted hace en modo egipcio lo que yo hago en modo moderno".



*Los Nabis intentaban superar el naturalismo impresionista y crearon un lenguaje basado en el color y la síntesis formal.

Más información: 
En los sitios web de la muestra, en la web general del Palacio Ducal y en su propio microsite. También en este enlace.

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