Descripción del blog


Este blog educativo está dedicado a la Historia del Arte en general, y a la Historia de las Artes Decorativas y el Diseño en particular. Apuntes de Fundamentos del Arte I y II. Resúmenes de Historia de la Indumentaria. Cine en el Arte, Arte en el Cine. Todos los textos han sido escritos por la autora del blog, Ana Galván Romarate-Zabala. Si los utilizas, cita las fuentes. Todas las imágenes contenidas en esta web tienen exclusivamente una intencionalidad didáctica. Si alguna imagen empleada vulnera derechos de autor, puede solicitar la retirada del material que considere de su propiedad intelectual. El contenido de mis artículos puede ser descargado libremente, pero por favor, cite la procedencia. Imagen que encabeza el blog: Un Bar aux Folies Bergère, Édouard Manet, c. 1882. Courtauld Institut, Londres. Fuente de la imagen: Wikimedia Commons. Public Domain

lunes, 9 de enero de 2012

PARÍS, NOTRE-DAME Y SU MÚSICA

Próximamente estudiaremos la catedral de Notre-Dame de París, sin duda, no la más bella de las iglesias góticas francesas -la de Reims, desde mi punto de vista la supera con creces-, pero si una de las más emblemáticas. En el imaginario colectivo se ha convertido en un símbolo de Francia, de su pasado, no siempre glorioso -muy ligado tanto a la monarquía como al paso devastador de la Revolución francesa por ella, o la coronación de Napoleón Bonaparte- siendo además, un referente literario de primer orden gracias al genial escritor romántico Victor Hugo, el autor de la célebre novela "Notre-Dame de París"(1831). También lo es desde el punto de vista cinematográfico -con varias versiones, la más antigua del año 1905. Asimismo ha inspirado a musicales que se han representado por todo el mundo.
Para ir familiarizándonos con la ciudad más romántica y bella del mundo, os dejo varias canciones muy representativas de París, que en algún caso además, aluden a la catedral que vamos a estudiar:
Sous le ciel de Paris (versiones de Edith Piaf y de Yves Montand) 

Notre-Dame de Paris (Edith Piaf)
 
Le temps de cathédrales (Bruno Pelletier)

INTRODUCCIÓN AL ARTE GÓTICO

Leonardo en la bruma

Reproduzco integramente este bellísimo artículo del catedrático de Filosofía Gabriel Albiac publicado hoy en el diario ABC
Leonardo entre la bruma
GABRIEL ALBIAC
EL tiempo hace la obra. Maestra. Mucho más que el artista. La primera vez que vi Notre Dame recién limpiada, mis ojos percibieron un horrible decorado en cartón piedra. Mis ojos. Mi cabeza sabía que el ministro culpable de aquello tenía razón: André Malraux dominó el arte de tener, sobre todo, razón en sus errores. Y era cierto que aquel juego de tinieblas sobre piedra que añorábamos los oficiantes de la anacronía, no lo había puesto el arte sino la mugre menos venerable: la de los tubos de escape de los automóviles. Pero el fantasma de Notre Dame que desasosiega a los de mi edad está tejido en la tela de araña de esas sombras aleatorias que poetizan recovecos imposibles en la piedra. Y la catedral, que no fuera obra de arte sino lugar de culto para quienes la alzaron, dejó de ser religiosa para elevarse a sagrada, en el instante en el cual el fantasma del tiempo suplantó al edificio. Y a sus dioses. Para alzar lo sola verdad absoluta de lo trascendente: lo bello que ninguna mano humana pone, que sólo el tiempo teje en ensoñaciones que son la única materia del alma. Donde hubo artesanía bien trabada, lo sagrado implosiona en luz y sombra. E inventa la mirada. Y al que mira. Y miente ser el único exorcismo de la muerte.
A cuatro pasos de aquella inesperada arquitectura reluciente que me negaba yo a aceptar hacia el inicio de los años setenta, en los discretos talleres del Louvre, vuelve a librarse ahora la misma paradoja e idéntica guerra. Puede que en grado más puro, porque al cuadro de Leonardo que representa al niño Jesús entre la Virgen y Santa Ana no lo amenaza la corrosión que había ido haciendo tan vulnerables las piedras catedralicias. La restauración del que es, junto a la Gioconda, la herencia más alta de Da Vinci en pintura, ha provocado ya la dimisión de dos máximos especialistas en pintura italiana del museo. El tiempo hace la obra. La voluntad humana basta con que no interfiera el milagro. Y, si necesario es saber que la sombra que nos conmueve no fue planificada por la mano que guiara el pincel, más necesario nos es apreciar cómo el tiempo puso desasosiegos en los cuales se construyó nuestra mirada, que es nosotros. Cada época inventa lo visto. Que sólo en esa ficción existe. La intemporalidad del arte es eso: espejo, cuya turbiedad cada generación debe azogar de nuevo.
El tiempo hizo de los templos griegos teorema de marmórea geometría: línea y blanco. Ver el Partenón como Platón lo viera, cubierto de colores vivos, sería una experiencia tan desoladora como mirar el Leonardo sin sombras de los restauradores. Amo las bellas ruinas, que son don del tiempo. Ya hay demasiados cromos. Lo sagrado es penumbra.